El día de hoy nos ha dejado la frase que el profesor de prácticas de Eloy le ha dicho para calmar su miedo escénico a hablar inglés. En plena universidad de Sofía, un señor doctorado, con bata blanca, elegante y más cercano al aspecto de Albert Einstein que al de Mario Casas ha lanzado, en un tono de voz hispano - búlgaro, el siguiente consejo "no te preocupes cojones, he vivido cinco años en Sevilla". Tanto debió gustarle Andalucía que "el niñito de Gladstone" ha vuelto con las llaves de media universidad en el bolsillo.
En cuanto a mi personal cruzada investigatoria acerca de las constumbres y tradiciones búlgaras, continúo reuniando y analizando pesquisas que me lleven a tener una completa información al respecto. Y es que como bien decía el famoso abogado norteamericano G. Spence "prefiero que mi mente se abra movida por la curiosidad a que se cierre movida por la convicción". Para ello, mientras practico conversación en español con mis alumn@s de la Escuela Lenyka intento preguntar sobre aquellos aspectos tan específicos que hacen desemejante y singular la cultura de este pais. Uno de estos aspectos, y quizás de los más peculiares es la "MARTENITSA". En búlgaro: мартеница, pronunciado [martɛnit͡sa]. Es una pequeña pieza de adorno, hecha de hilo blanco y rojo y que cada persona lleva consigo o mantiene en casa desde el 1 de marzo hasta final del mismo o la primera vez que consiga ver una cigüeña comer, o un árbol floreciendo. El nombre de la fiesta es Baba Marta. "Baba" (баба) es la palabra búlgara para "abuela" y Mart (март) es la palabra búlgara para el mes de marzo. Esta particular tradición búlgara, según me cuentan mis alumnas está intimamente relacionada con la bienvenida a la próxima primavera, que según el folclore búlgaro, se fija con el comienzo del mes de marzo. Por lo tanto, el primer día de ese mes se celebra como festivo asociado con la marcha del invierno y la llegada de la siguiente estación. Muchas personas llevan colgado su símbolo en la solapa de la chaqueta, cogidos con himperdibles en el jersey, e incluso lo fabrican en forma de pulseras y llaveros.
Lo importante sin duda de mi experiencia aquí, está siendo sentir que cada día es un día nuevo. Con cosas nuevas que aprender, con dificultades que añadir, con obstáculos que vencer y con satisfacciones que conseguir. El aburrimiento se cura con curiosidad. La curiosidad no se cura con nada... y para despedir el día 9 del blog a mi permne estilo del maestro de Úbeda, "seguiré prestando atención... al más delicado y puro estilo... de Sherlock Holmes"
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