"Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negros.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas, mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
-Tien' asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo."
Recuerdo mis días de colegio. Aquellas clases de literatura de Erasmo en la Safa. Nos trataba de explicar toda esa "movida" de los poetas cuando nosotros poníamos más interés en la música, en salir y en ojear como un trofeo todo escote que se nos ponía delante para comentarlo de forma inmediata a nuestro compañero de clase. Expertos en anatomía analística en el desarrollo del sexo opuesto con tan sólo 16 años. Pero entre vistazo al libro y a cosas más escandalosas, refresco la memoria que en aquella época el objetivo de nuestras miradas se encontraba más oculto que en fecha presente, aprendimos, vaya si aprendimos. Diez años después, o doce... para qué especificar tanto, me doy cuenta de todo. Y gracias a aquella forma peculiar de nuestro profesor a la hora de contarnos aquellas batallitas poéticas, hoy sé algo de todo ésto. Resulta curioso hablar de la poesía española en un lugar tan lejano. Alegra saber que la gente se preocupa por aquello que hizo Bécquer, Cervantes, Alberti, Gala o el mismísimo Quevedo y su estampa esperpéntica que pienso dificulta en mucho su olvido.
¿Como describiría Quevedo lo que le ha pasado hoy al FC Barcelona contra el Bayern? ¿Y Cervantes?... no podré saberlo. Pero sí se como lo defino yo... noche fatídica. Noche de ver vagar por el Allianz Arena a un Messi lesionado, a un Alexis más perdido que Paco Porras (en su línea), a un Valdés a lo "Escobar", a Piqué habiéndose desgraciado su cabellera... y tener que soportar la idea de que todo un profesional, y un goleador de la talla de Villa, estaba sentado en el banquillo. Triste?? muy triste, pero a veces creo que cosas como estas deben ocurrir para que aclarar algo que a veces olvidamos. Las diferencias entre "dioses y hombres".
fantásssssssssssstico como siempre...eres un artista de la imagen y las letras...besos desde tu españa y desde tu baena
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