El 15, ese número que conocemos como "la niña bonita", me hace ver que se ha cumplido un sexto de mi estancia en Sofía. Hace por tanto quince días que me trasladé aquí con el objetivo de hacer mis prácticas del ciclo formativo, conocer otro país y buscar nuevas oportunidades laborales.
Es mi primera vez en el extranjero y para un provinciano como
yo, aunque he visitado otras grandes ciudades en algunas ocasiones,
reconozco que ha habido muchas cosas que llaman la atención con respecto a cómo las
hacemos en España.
Cuando uno observa Sofía, se pregunta si todo ésto funcionaría en España o si
allí deberíamos tener algo que aquí es de uso común para toda la gente.
La manera de vivir, de desplazarse, de trabajar, de ir por la calle,…
son tantas cosas y, a veces, son los pequeños detalles los que marcan la diferencia. A
continuación, para los que sin prisa os asomáis a mi blog, os haré una lista con unos cuantos que han destacado para mí en estas 360 horas, y que servirá de guía a quien se atreva a visitar la capital de los balcanes.
A) Mi favorita, la comida, a la que sólamente puedo definir con las palabras exquisita, sana y variada. Uno de los factores que determinan la restauración en Sofía, y en Bulgaría en general es el precio de los productos ofertados. Así por ejemplo a mediodía puedes almorzar en un buen restaurante y una comida de calidad por tan sólo 10 levas, un total de 5 euros.
B) Laboralmente, a nivel personal en mis prácticas me encuentro muy cómodo, incluso me atrevo con la palabra FELIZ, ésa que a veces tan difícil es de asociar a cualquiera de los actos de nuestra vida. Sin embargo, hace tiempo que tomé por constumbre empatizar con mi lugar de residencia. Así, mucha gente me ha puesto al corriente del nivel de vida, a veces demasiado bajo, de esta ciudad. Un profesor de universidad puede ganar unos 500 euros, me cuentan. Incluso se dan casos de jubilados que obtienen únicamente para su subsistencia cantidades que rondan los 50 eur mensuales. Ésto, y según me definía una alumna el pasado viernes, hace que "la gente pierda la ilusión en aquello que sueña".
C) Otro tema con el que nos martilleamos antes de venir a Bulgaria es el tema del dinero. Cambiar dinero, sacar dinero, o pagar con tarjeta de crédito. Para el primer caso, no hay ningún problema. Hay lugares donde puedes cambiar el dinero en 30 segundos de forma legal, al cambio actual y sin comisión. Es aconsejable utilizar aquellos con el sello de Westerm Union y evitar a los gitanos "cambio estampas" que cambian euros por levas a precio de mercado calé, cuya legalidad vislumbra más lagunas que en Covadonga. En los cajeros, ninguna diferencia con España, con la salvedad de que tu dinero irá en levas, y algo de comisión, que no suele ser elevada. El pago en tarjeta está también muy extendido, sobretodo en bares, restaurantes y supermercados. Las tiendas de ropa y otros artículos aún se resisten al cambio.
D) La gente no vive pegada a su smartphone. Los teléfonos con
capacidad para ejecutar aplicaciones con conexión a Internet son una
herramienta imprescindible para muchos de los que viven en esta gran
ciudad, pero... no para todos. Se usan las redes sociales, email y chat para comunicarse, pero no todo el mundo tiene dicha necesidad. Aún mucha gente mantiene sus terminales antiguos clásicos que usa únicamente para sms y hablar. Una forma de no mantenernos siempre pegados a algo tan poco saludable como el teléfono móvil. Desde que estoy aquí, mi móvil español no se nada de él, y únicamente tengo una tarjeta prepago búlgara sin saldo a la que sólo me llaman ciertas privilegiadas... Elena y Estiliana (jaja). A parte, conecto wiffi en casa y me mantengo en contacto con amigos y familia a través de Whatssap.
No es mi intención decir que lo que hay en Sofía es mejor ni peor que lo que
hay en España, porque eso depende de la opinión personal de cada uno.
Decía Simón Bolívar que "nuestra vida no es otra cosa que la herencia de nuestro país". Siempre que uno viaja, ve cosas y comportamientos diferentes y no viene
nada mal intentar aprender e ir tomando nota para el futuro. Habrá cosas mejores y otras
peores, pero de momento, los primeros días en la capital búlgara son más que
satisfactorios... "Quince días contigo"
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