"SI QUIERO PUEDO". Enciendemos la tele y vemos a prototipos de Adonis de nuestro tiempo: actores, deportistas, cantantes… Cualquiera de nosotros quiere parecerse a ellos. Todos envidiamos algo de alguien, no obstante, ¿podemos conseguirlo? Obviemos de este análisis el conseguir imposibles, pero todo aquello que es fruto de nuestro esfuerzo (prosperar en nuestro trabajo, mejorar nuestros resultados deportivos, mejorar nuestra forma física, etc.), ¿es posible alcanzarlo? La respuesta es un rotundo: “SÍ”.
Si quieres conseguir algo, pon todos los medios para lograrlo. Tan fácil de decir y tan complicado de llevar a cabo. Es por esto lo extraordinario que resulta conocer a alguien que ha alcanzado sus metas a base de esfuerzo y sin recibir ningún regalo. ¿Mis claves?
Autoconfianza Sacrificio Tesón Ganas de mejorar
La autoconfianza es fruto de nuestras experiencias pasadas y de nuestro contexto. Un ambiente vital en nosotros, muy importante, pero lo verdaderamente determinante es la autopercepción de éxito atribuida a nuestras acciones. Si en el pasado hemos llegado al éxito en otras tareas, la tarea que nos ocupa, si realmente deseamos lograrla, acabará también en éxito.
El sacrificio es la capacidad para anteponer obligaciones o tareas que nos ayudarán a lograr nuestras metas, antes de aquellas otras cosas que nos apetecen, nos divierten pero no nos van a ayudar en nuestro camino. Nuevamente, aquí el contexto es fundamental. Si nuestro entorno nos facilita centrarnos en nuestros objetivos nos será relativamente fácil obviar la tentación de hacer algo altamente satisfactorio pero contraproducente para nuestro éxito.
El tesón es el transcurrir del tiempo durante el cual no vemos resultados pero aún así trabajamos como si ya los hubiéramos logrado. Hay quien lo llama fe o quien lo llama tesón. Sea cual sea la etiqueta, es imprescindible para conseguir lo que queremos y, en segundo término, para valorarlo en su justa medida.
Las ganas de mejorar son para nuestro crecimiento personal como la gasolina para un coche que tiene que iniciar un largo viaje. Si no deseamos algo realmente, al segundo día cesaremos en nuestro intento. Por eso, porque hacen falta ganas reales de mejorar, sólo son efectivos los propósitos que nos planteamos cuando hemos tocado fondo y, por tanto, cuando estamos necesitados de ese cambio. La tentación siempre está a la vuelta de la esquina y es nuestra mayor enemiga.
Unir todas, actuar con conciencia a éstas... depende... irremediablemente de cada uno de nosotros. Personalmente, soy partidario de que cuesta entenderse a sí mismo, resulta complicado elegir nuestras propias claves... pero una vez que las hemos encontrado, sólamente tendremos que añadir empeño en mejorar.
"Si Marco Polo viviera, tendría un blog". Es la cita con la que me quedo esta noche. Ese veneciano, mercader y viajero que ya indagó lo que sería un blog cuando escribió el Libro del Millón, donde desmenuzaba los detalles de sus escapadas a Asia. Las bitácoras de viajes se han convertido en una herramienta fundamental a la hora de preparar unas vacaciones. Aúnan informaciones personales y prácticas, tienen frescura y actualización casi diaria y "han logrado acercar el periodismo de viajes a narradores que de otra forma no encontrarían un hueco en medios tradicionales".
Un servidor se encuentra en este grupo. Sin ser periodista, me entusiasma escribir. Me apasiona viajar. Y trato de aprovechar, como me decía Lucía, cada minuto de este presente. Trabajo siempre a dos bandas, a dos países, intentando reunir y combinar información, anécdotas y relatos desde Córdoba a Sofía. Y muchos me preguntan ¿por qué? ... y mi respuesta es siempre la misma... ¿Y por qué no?... os debería responder "marco polo"
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