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viernes, 17 de mayo de 2013

Día 55 en Sofía "el esquema"

Todas las personas a lo largo de su vida experimentamos el dolor y el sufrimiento. Sentimos alguna vez la enfermedad, la soledad, el fracaso, la humillación etc. Nadie está a salvo, ni siquiera aquellas personas que se sienten felices y afortunadas, ya que forma parte de nuestra vida. Sufrir es inherente al ser humano.
El sufrimiento hace que el hombre tome conciencia de sus limitaciones ante la vida. Nos hace darnos cuenta de que no todo depende de él sino que existen imprevistos que hacen que su vida cambie completamente. Nos sitúa en situaciones límites hasta el punto de hacernos dudar de nuestra capacidad para soportar.

Cuando lo estamos padeciendo, lo vemos como un mal en sí mismo, sin sentido alguno. Es imposible vislumbrar lo positivo que podemos sacar de él, no podemos comprender el porqué del dolor y del sufrimiento. Sin embargo, si no es demasiado prolongado saldremos fortalecidos, pues nos sirve de impulso para crecer ante las dificultades y vencer los obstáculos y temores que antes parecían imposibles de superar.
Por otro lado, hemos de destacar que cuando pasamos por momentos difíciles que nos hacen sufrir, tendemos a reflexionar y profundizar sobre nuestra propia vida. Nos sentimos pequeños y vulnerables y esto nos hace ser más sensibles y comprensivos ante el sufrimiento y necesidades de los demás. 


Etica, empatía, sentido común y fuerza de voluntad. Muchos de los que me leéis recordaréis quien fue la primera persona que nos presentó estas palabras. La misma a la que hoy todos despedíamos independientemente de la forma y el lugar donde nos encontrásemos. Porque desde esta mañana y durante todo el día, en las redes sociales, aquellos que habitualmente hablan de fútbol, de música, de coches o simplemente cotillean, han coincidido de forma unánime en expresar su pésame y su dolor ante la muerte de nuestro profesor. 

Como bien reflejaba la nota en la página web de la SAFA, jornada especialmente triste para Baena, para Ecologistas en Acción, para nuestra escuela, para su familia y para todas aquellas personas que tuvimos la suerte de conocerlo. Cándido Rodríguez, 55 años, profesor de secundaria durante décadas, y militante de Ecologistas en Acción de Baena a la vez que activista en diferentes colectivos sociales de la localidad, siempre en defensa de valores como el pacifismo o el ecologismo, nos decía adiós para siempre esta mañana.

Gran profesor, y no menos excelente persona. La última vez que coincidi con su amigo y compañero Fco Javier Sánchez, hablábamos precisamente sobre ésto. Sobre el por qué del padecimiento, de la angustia y destacabamos la resistencia y la enteraza que estaba demostrando Cándido en estos duros momentos de su vida. Me contó que se sentía apoyado por su familia en todo momento, y que a pesar del problema, enseñaba detrás su peculiar barba una pequeña sonrisa, que vislumbraba en el cierta esperanza. Ahora podemos elegir la opción más rápida y sencilla y pensar que de nada sirvió esa esperanza, pero estoy seguro de que no fue así. No me cabe duda de que en este tiempo supo transmitir a su familia que ésto, no sería, sino otro paso más en ese largo camino de la vida. 

En casa, comentábamos todos la noticia nada más conocerla. Aquellos que lo conocíamos nos emocionábamos. En internet se podían leer mensajes de apoyo, de agradecimiento y de despedida. Me llamaba la atención uno que decía que "nada será lo mismo sin sus esquemas, nada será lo mismo sin su orden". Templanza, calma, sabiduría, capacidad de expresión, calidad personal, ética y moral infranqueables y el don de compartir y preocuparse por los demás. Valores de los que sin duda, era poseedor este cristiano comprometido y al que ahora agradecemos quisiese compartir con nosotros.

Durante todo el día de hoy viernes estará en el Tanatorio de Baena y mañana sábado, a las 9 de la mañana tendrá lugar la misa en la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe. Antes de despedirme, una reflexión acerca de las personas grandes, aquellas que brillan con luz propia, y las mismas que son capaces de transmitir lo que es suyo a los demás de una manera tan correcta. Para mí, no merecen ser despedidas entre lágrimas, lamentos y tristezas. Éstas, que en su existencia tratan de cambiar lo que creen injusto y de las que Cándido fue un abanderado, necesitan ser despedidas con un aplauso, un aplauso enorme e inagotable que él, a pesar de su aparente timidez, se llevará en su corazón para no olvidarnos. Nosotros... tampoco lo haremos. Gracias y Descanse en Paz.

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