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martes, 26 de marzo de 2013

Día 3 en Sofía " Con el búlgaro en los talones"

Ya llevamos tres días en la capital de este pais de acogida cuya bandera se diferencia de nuestra andaluza únicamente en su franja roja. Balance satisfactorio de momento. Buena convivencia, la ciudad es maravillosa, tranquila, monumental y majestuosa y en una primera opinión, pienso que todos nos hemos adaptado a la perfección. Vivimos más libres de carga que los "seillas" de Cuéntame, y ante la situación de desamparo venta por desahucio en la que se haya nuestra querida Españistán  tratamos de aprovechar al máximo  todo lo que esta nueva experiencia nos ofrece.

El único lastre de nuestro día a día lo encontramos en ese idioma, hijo del cirílico, y llamado búlgaro, el cual casi nadie osa estudiar por decisión propia. Nos hemos visto involucrados en un malentendido tan grande como el de Roger O. Thornhill, cuando se ve confundido por un agente del gobierno llamado George Kaplan, en la película en la que la muerte acechaba sus talones. Menuda encerrona!!!.  Bromas aparte... y aunque la dificultad del idioma es quizás un handicap a tener muy en cuenta, la reacción debe ser siempre enfrentarse al problema, al obstáculo, creyendo en nuestras propias capacidades, actitudes, y aptitudes.  Will Smith decía que nadie debe nunca decirte lo que debes y puedes hacer, así que como solemos mencionar desde que nuestra selección gana mundiales: PODEMOS!!!!

Clase del idioma "endémico" a las 9.  Llegar y decir "добро утро Esvetelina" se convierte en la primera prueba de fuego matutina cuando nuestros ojos aún conservan alguna que otra legaña que se resiste a irse. Esvetelina y su paciencia. Para ella debe ser como dar una clase de preescolar a tios con bigote y barba tupida, prefiero no imaginar lo que debe pasar por la cabeza de esa chica al vernos balbucear y destrozar su idioma. Bromas a parte, en estos días, al menos hemos aprendido cosas básicos como los números, los colores, las fechas, las indicaciones de direcciones, y hasta somos capaces de hacer los tipicos diálogos de práctica entre nosotros, "Моето име е Антонио, аз съм испански и живея в Андалусия" - "me llamo antonio, soy español y vivo en Andalucía", casi nada!!! buahhh!!!


 Después de rescatar a Eloy de su exilio involuntario en la terraza del piso al lado de su pitillo y con la llave bien echada (entono el "culpa mía") hemos almorzado otra comida búlgara. Un pedazoooo de pisto con no se que ingredientes que ha hecho que los bollitos de pan naveguen haciendo barquitos por el plato. Acompañado de un cordero con yogurt más jugoso que las nalgas de Shakira. 




La tarde como casi siempre en estos días, repaso de la lección de Esvetelina para mañana llegar en forma a sus clases y un paseito para seguir conociendo la ciudad. Y... por fin hemos entrado a la catedral y el rito ortodoxo nos ha hecho cambiar nuestra forma de santiguarnos. Dentro, la inmensidad, de nuevo la sensación de pequeñez, de estar, de sentir, de ver... ilusión... Sofía... pero siempre... con el búlgaro en los talones.

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